Palabras para recuperación de restos óseos.
Alejandro Estivill
Para todo diplomático, siempre es un orgullo generar más y mejores lazos de comunicación entre naciones.
Me siento muy complacido que hemos tenido, durante los últimos meses, un genuino diálogo siempre positivo y cordial sobre un tema tan importante hoy en el ámbito internacional.
Muchas veces se habla de la recuperación de un patrimonio cultural. Las personas involucradas en un proceso de recuperación de vestigios antiguos dan un sentido muy sensible a un proceso como este. Ello responde a lo mucho que unos y otros aprendemos cuando ponemos nuestra mirada en algo que nos habla de nuestro pasado.
Hoy me convoca aquí el diálogo establecido con el Dr. Carlos Jácome, Investigador invitado de la Facultad de Antropología de la Universidad de Montreal, Canadá, gran amigo de nuestro consulado. Él, desde hace algunos meses, comunicó el interés de la Universidad en restituir a nuestro país los restos de una osamenta humana perteneciente a un infante procedente de nuestro país, recuperado durante exploraciones en el centro de México, realizadas por el Dr. Paul Tolstoy, investigador jubilado de esta Universidad.
Hoy sabemos que estos restos sí son considerados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia como patrimonio arqueológico de la Nación, de México
Sé que el Instituto Nacional de Antropología e Historia ha dedicado investigadores y metodología analógico-comparativa, así como una valoración de las evidencias fotográficas sobre el momento de la excavación arqueológica, para ofrecer una valoración sobre estos 83 huesos o fragmentos de huesos.
Sabemos que se trataba de un niño, que proviene del sitio preclásico denominado El Arbolillo, en el norte de la Cuenca de México, y que data del año 800 al 500 a.C.
Esto debe ser motivo de emoción. Estos restos forman parte del patrimonio cultural de la Nación y más importante aún, estos restos nos siguen hablando. Hoy propician que mexicanos y canadienses pensemos positivamente en la importancia de nuestra herencia, de los acontecimientos antropológicos, culturales, que nos han llevado al momento que vivimos.
Finalmente, quiero garantizar a las autoridades de la Universidad de Montreal, que el Consulado General de México en Montreal, tendrá el mayor cuidad y total profesionalismo en el trato y envío de estas piezas, tal como ya lo hemos hecho en otras ocasiones.
Que México agradece profundamente este proceso de repatriación, que nos encargaremos de que llegue a manos de las personas e instituciones adecuadas. Estos restos nos seguirán hablado por vía de lo que los estudiosos puedan leer en algo tan antiguo que está frente a nosotros.
De nueva cuenta nuestro agradecimiento y me felicito por esta maravillosa relación que tenemos con una gran Universidad como la UdM.